a recoger recuerdos y migajas
fotos viejas y estampas de otros días
cuadernos rotos y melancolías
ecos de la niñez y otras alhajas
de cuando el tiempo se contaba en horas
de tardes de bonanza y veraneos
acuñando melíficos deseos
con tiernas impurezas tentadoras
el bolsillo repleto de emociones
aprendices de brujo o bien de santo
descubridores de todo aquello cuanto
se pudiera esconder en los cajones
contrabandistas de cualquier frontera
transgredíamos la ley nunca escrita
de no orinar en el agua bendita
perseguidores del que se moviera
náufragos de las mil desilusiones
creyendo especial lo que se acostumbra
en un beso fugaz en la penumbra
íbamos a estrenar los corazones
ay si el pálpito aquel se repitiera
como caligrafía en los cuadernos
y pudiéramos allí ir a leernos
y el alma al vernos se nos detuviera
en el cuarto de estar de los abuelos
con la tarde muriendo en los cristales
y cómo parecíamos formales
y cómo levantábamos el vuelo
de los librotes arduos de la escuela
porque como conoce todo el mundo
cuando el tema a estudiar es más profundo
más alto alumnado vuela y vuela
qué noche de inquietud qué día loco
qué de amarguras sinvivir afanes
qué pecho tan sembrado de volcanes
qué poco conocíamos qué poco
no sabíamos que éramos felices
de qué nos sirve haberlo descubierto
ahora que el corazón es un desierto
más que para reabrir las cicatrices
hoy que hemos olvidado lo que fuimos
y despertamos con los sueños rotos
hoy que se han puesto ya sepia las fotos
y expiró la niñez que contuvimos
y no queda de aquella ni aun el poso
a la memoria se me vuelca entera
y me pongo a llorar porque yo era
tan hermoso dios mío tan hermoso
* * * Tomás Galindo®
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