matrimonio


a ella le gustaba bailar
pero yo tengo los pies de buzo
ginger y frankenstein no hací­an buena pareja
así­ que mientras yo me quedé
a ella los pies se la llevaron de mí­ al sol
de donde nunca habrí­a vuelto
y seguirí­a levantando los brazos
sacudiendo las caderas
poniendo en blanco los ojos
en medio del mambo
con la melena llena de corcheas
cruce de gitana mulata y batidora
estaba tan hermosa que a veces me da pena
haberle metido una bala en las rodillas
ahora somos muy felices
Tomás Galindo ®

Bolero

Escúchalo aquí:


Adoro la forma en que te rí­es, el modo en que a veces me riñes…
El bolero, ah, el bolero…
el amor está en los boleros,
está allí­, no escondido,
no agazapado tras los acordes,
sino explí­cito, evidente, gritador.
El amor está en el principio y el final del bolero y es casi el único pretexto de su existencia.
Voy a perder la cabeza por tu amor…
El amor en el bolero es tremendo,
bestial,
es un amor que arrasa con todo,
que no se para en minucias,
que hace tabla rasa,
es un amor para toda la vida,
es un amor abrasador,
desgarrado,
calcinante.
El amor está en los boleros.
El amor y su derivados, la ilusión, el ensueño, el placer, el desamor, el odio, el rencor, el olvido.
Te olvidaré, te olvidaré, aunque me acabe en un eterno recordar…
El amor está en el bolero hecho una furia.
El amor está en el bolero sentado en el porche de una tarde caribeña.
Porque el bolero es canción que viene de las américas,
de las muchas, inacabables, distintas américas.
De todas las américas donde pesa la noche como un plomo
y es azul y eléctrica y tiene vagos y lejanos sonidos de piano, de trompeta, de violí­n.
Ojos negros, piel canela, que me llegan a desesperar
El bolero está en la esquina de todas las pasiones,
en la cadera de todas las mulatas,
en la boca de todos los criollos con el alma dolorida y la piel morena.
Esos ojazos negros de un raro fulgor…
El bolero está en la cintura,
en esa cintura tan bien cinchada de la mujer ecuatorial,
en esa cintura asombro de Galileo que parece quieta… pero se mueve.
En esa cintura que imprime al aire el mismo contoneo que el sonido,
la misma onda que la voz del bolero.
Cuando bailando los dos haces tu cuerpo vibrar…
En el bolero están las noches pobladas de estrellas y de olor a café, a piña y a papaya.
El bolero está en las alcobas con las ventanas abiertas al caribe de plateadas olas.
El bolero está en las calles coloridas y despreocupadas de la mitad del planeta.
Mirando al mar soñé que estabas junto a mí­…
El amor está en los boleros,
un dí­a creces y lo descubres,
ves que esa alegrí­a o esa pena se ajusta perfectamente,
se ciñe sin que le tiren las sisas,
a lo que cuenta un bolero.
Hay boleros a la medida de uno,
porque el bolero es una canción a medida,
y uno tiene la suya.
No es alg prêt à  porter, hay uno para ti.
Cachito, cachito, cachito mí­o, pedazo de cielo que dios me dio…
El amor está en los boleros,
es el emisario del calor,
que nos trae desde el otro lado del océano los sentimientos de una gente afí­n…
y tan distinta,
de una forma de ser más leve y más profunda.
Se vive solamente una vez, hay que aprender a vivir…
El bolero, como el amor, no te deja indiferente,
puede emocionarte o herirte o disgustarte o repelerte, pero hará mella en ti.
Me deja una herida, una herida de amor que nadie mitiga…
El bolero forma parte de la memoria infantil,
es algo que oí­mos desde niños,
tomando un tazón de leche en la cocina ya sonaba en la vieja radio.
El bolero es canción de tí­as y de hermanas,
como la copla lo era de criaditas y sirvientas y vecinas;
el bolero lo canta la tí­a soltera planchando su vestido en enaguas;
el bolero lo canta la hermana mayor que va a ir al baile con alguien que no es del agrado de la familia;
el bolero se le escapa a veces a la propia madre
con la boca llena de alfileres y el pensamiento en otra parte.
El bolero es canción de mucho soñar,
de otras vidas, de otros mundos, de otras gentes.
El bolero puebla las fantasí­as de la casadita desgraciada,
y los miedos del muchacho que tiene esa novia tan guapa y de tan mal sujetar.
Puede que juegues conmigo, y a mí­ qué me importa…
El amor está en el bolero
y uno no sabe si quisiera hacer de su vida un bolero,
o acabar de vivirla en paz.
Uno no sabrí­a elegir entre el abrasador bolero que te deja una marca indeleble,
y la venial nada.
Uno querrí­a llegar al fin de sus dí­as y poder decir que ha amado y ha sido amado
y estas son las cicatrices que lo atestiguan y este bolero que suena es el que lo cuenta.
Porque la culpa siempre está en algún bolero.
Si pudiera expresarte cómo es de inmenso en el fondo de mi corazón mi amor por ti….

Desconocidos amigos.

Andaba yo echando un vistazo, como todos o casi todos los dí­as, por los enlaces esos que tengo puestos a la derecha, los blogs que suelo visitar, ydejando aparte a mi Manuela, que está atinadamente resucitando su blog, y que la tengo aquí­ al lado mientras escribo estas lí­neas, me doy cuenta de que, aunque no los conozco («las», que son todo mujeres), mantengo con ellas un ví­nculo que, si no encaja en la definición que hace el diccionario de la amistad, es porque habrí­a redefinirla. Me gusta mucho ir cada dí­a a leerlas, me alegra, me entristece a veces, y me afecta siempre de un modo un otro.

Está Suigéneris, la encantadora Sui, que anda de mudanza. De mudanza de casa, ojo, y se la echa de menos. Sui tiene una bonita voz y canta y es alegre y se preocupa por personas en quienes otros apenas reparamos, pero ella las tiene siempre bien presentes. Gusta de poner en su blog las noticias más sorprendentes y de vincularlas a lo cotidiano. Si uno fuera extraterrestre, verde y con antenas, harí­a muy bien en dirigirse a Sui al llegar a este mundo, para hacerse una idea de la realidad, y que no lo trataran como a un bicho raro.

Tt, ah… Tt… (con quien tengo una deuda de honor) es una mujer admirable. Una de esas personas que hacen que el mundo siga funcionando. Detrás de sus manos de madre tiene unas de artista, de poeta, de escritora. Es una mujer con muchas manos, las necesita todas y más para solucionar su dí­a a dí­a, y para sacar ese minuto que le permita soñar y vivir. Y enseñar. Enseñará bien, que es mucho decir en alguien. (Además está buena ¡tení­a que decirlo!)

Su es una filósofa de hipermercado (que son las fetén), ex-reponedora, parada expectante, escritora algo más que vocacional, y va por la vida como un corcho en una catarata. El dí­a que esta chica se fije una meta material habrá un terremoto en Asturias que se joderá la escala Richter. Mientras tanto nos deja escritos tremendos y acojonantes impropios de una criaja, espesos, hondos, crudos, sinceros. Tiene un mérito poco agradecido: el de saber hacer pensar.

Que el mundo fue y será una porquerí­a ya lo sé, pero gracias a Chirusa se va aliviando. Es lo que tiene la buena gente, que alivia mucho. Chirusa es una mujer marcada: madre, profesional y argentina ¡Hostia! Eso tiene que dar mucho de sí­ cuando además se saben decir las cosas clarito clarito y con elegancia. Me gusta esta mujer con quien comparto, además, un desusado gusto musical y un cierto amor por el exabrupto bien colocado.

Pero si por alguien siento un cariño especial es por la niña Candy, que es un sol de mujer y de persona. Entrar en su blog es entrar en una casa de alegrí­a. Todos esos colorines los tiene en su personalidad y los transmite. Aunque no seas mexicano si lees a Candy enseguida sabras qué es «buena onda». Candy es buena, y eso para mí­ sigue siendo lo más importante en alguien. Ella además lo sabe transmitir con simpatí­a y generosidad. Queremos contratarla para que venga a nuestra boda a cantarse el repertorio de Estela Raval con los Cinco Latinos.

Una boda con muchos humos


UNA BODA CON MUCHOS HUMOS
(Juguete cómico en un acto y un epí­logo)
por Oz

Reparto

Felipe (novio)
Doña Reparación (madrina)
Letikia Conca (novia)
Pichurri (parejita, chico)
Pastelito (parejita, chica)
Don Fadrique Conca (padrino)
Romerales (policí­a) y Doña Fina (abuela)
El Vespa (chorizo) y Don Vespasiano (abuelo)
Padre Manolito (cura)
Paquito (mónago)

Escenario: Es un jardincito con pared al fondo, se ven sillas, una mesa con algunos paquetes y cajas, se ha de dar impresión de que se guardan cosas para la celebración de la boda al otro lado de la pared, como sillas y mesas plegables. Hay macetas entre las candilejas y plantas y flores. Colgado de la pared, el incensario, de buen tamaño. En la pared hay un letrero de baldosines de colores que reza Villa Letikia

Acto Primero
Escena 1

El Vespa:
(Entra por la entrada de espectadores, corriendo que se las pela hacia el escenario y gritando) ¡Ay que me pilla, ay que me pilla el jodí­o madero! (Intenta sentarse entre dos personas, luego camuflarse de niño de pecho) Oiga, usté diga que soy su nene, señora (se sienta encima de un señor con bigote) Caray, si tiene más pelos en la cara que mi tí­a Justina. ¡Ay que destas me atrapa el Romerales, ay que me manda a Carabanchel con mi padre, y mis hermanos y mis tí­os y mis primos, y mi tí­a Justina! (sigue corriendo y sube al escenario) ¿Y dónde escondo el alijo? Porque como me coja con el material encima me manda a Carabanchel con mi padre, mis hermanos y mis tí­os ¡a ver si es ese ruido que oigo! (se oye un ruido por la entrada de espectadores) Qué bruto es, que frena contra los buzones. ¡Ay que me agarra, y me prometió ponerme las esposas de chica, que aprietan más! ¡Ay mi madre que en la cárcel de Yeserí­as esté ¡Ya sé! Voy a esconderlo en esta maceta aquí­ colgada, que no tiene plantas dentro y no la regarán. (por el incensario que está colgado en la pared) Debe ser de esas para plantas trepadoras, pero se les habrá muerto ¡Yo me las piro! ¡Agua! (sale por el foro)

Escena 2

Romerales:
(Con bigote, exhibiendo un pistolón tremendo y unas esposas, y con la estrella de sheriff en la solapa de la cazadora, a gritos a los espectadores) ¡Nadie se mueva! ¡A ver, que salga el Vespa de donde esté escondido o os llevo a tos a la comisarí­a! ¡Conmigo bromitas no, eh! (va inspeccionando las filas de espectadores y metiendo la pistola a los niños por la nariz) ¡A ver, usté, crí­o! (a un niño pequeño) ¿Usté no serás un cómplice del Vespa, verdad? ¿Usté no querrás que te lleve al calabozo, eh? A ver, por dónde se ha ido el Vespa, eh ¡canta! (espera a ver qué le dice el niño, y, diga lo que diga, prosigue) Este niño seguro que acaba mal, muy mal, con esa cara de malhechor no debe ser trigo limpio, no (volviéndose rápido amenazándolo con la pistola) ¡Mucho ojo conmigo, chaval, te tengo calao, eh, te tengo calao, y a mí­ el que se me mete entre ceja y ceja mucho ojo! (sigue y sube por el escenario) Seguro que se piensa esconderse entre los invitados a esta boda, seguro. ¡Pues no me se ha de escapar! ¡Como me llamo Romerales! (volviéndose amenazador de nuevo a los espectadores) ¡Y todos ustedes vosotros mucho ojito que os tengo calaos también, eh, ojito que me he quedao con vuestros caretos de tos ustedes! (Se mete la pistola en un bolsillo y se cierra la cazadora de golpe y a lo bestia, y claro, se atiza un pistolazo en sus partes) ¡Cagüen la parabelum esta! ¡esto con el naranjero no pasa! ¡Si es que son un peligro hasta sin disparar! (sale por el foro)

Escena 3

Entran Felipe y Doña Reparación, ambos de tiros largos, ella muy pintada y andando como si pisara huevos, él estirándose de la parte de la bragueta hacia abajo de vez en cuando.

Felipe:
Mamá, que es que me aprieta.

Doña Reparación:
Pero que te aprieta qué, Felipe, hijo.

Felipe:
(Estirándose los bajos del pantalón) De de (mirando a los espectadores como diciendo, de dónde va a ser) de la parte esta.

Doña Reparación:
Pero qué flojos sois los hombres, a mí­ me están matando los zapatos y ¿me ves tú quejarme?

Felipe:
Pero mamá, si no haces otra cosa desde que hemos salido de casa, quejarte. Y andas que pareces una pelí­cula de misterio (se pone a andar de puntillas como subrepticiamente) ¡Ay! (se vuelve a estirar) Me tira esto.

Doña Reparación:
¡Oye, niño, menos cachondeo con tu madre, y menos quejas, que si por ti hubiera sido te casas en vaqueros! (mirando alrededor) Claro que, bien mirado, no habrí­as desentonado con el escenario este ¡mira que hacer la boda en un corral, qué gente, hijo, qué gente! ¿Estás seguro de que quieres casarte? Aún puedes echarte atrás, nos volvemos a casita y tan frescos, que allí­ tenemos aire condicionao.

Felipe:
Corral no, mamá, jardí­n, es un jardí­n. Y por mucho que os empeñéis tú y mi futuro suegro, Letikia y yo pensamos casarnos.

Doña Reparación:
Pero qué jardí­n ni qué jardí­n, si esto era la vaquerí­a de los Conca, el padre de tu suegro, anda que no he venido yo veces a comprar leche aquí­. Bueno, muchas no, porque ya sabí­a to dios que le echaban agua a rí­os. Y no tení­an el letrero este con el nombre de tu novia, poní­a Casa Conca, leches. Pero los parroquianos llamaban a la vaquerí­a esta el Aconcagua, qué llanotes somos en este pueblo.

Felipe:
La boda es aquí­ detrás, en la pérgola, muy bonito, mamá, con un emparrado, ya verás.

Doña Reparación:
Sí­, ya veré, ya veré cómo nos devoran los mosquitos. Pero a quién se le ocurre una boda al aire libre, con estos calores. A mí­ me va a dar algo. ¡Pero en fin, qué no hará una madre por sus hijos! ¡Deja de estirarte que te lo vas a dar de sí­ y luego ya no te va a servir!

Felipe:
(escandalizado) ¡Mamá por dios!

Doña Reparación:
Sí­ hijo, que lo podrí­as llevar para la boda de tu primo dentro de dos meses.

Felipe:
Ah, bueno.

Entran el padre Manolito y Paquito el mónago.

Padre Manolito:
(A Paquito) ¡Qué calor, Paquito, qué calor, nos vamos a derretir con el traje de faena!

Paquito:
Vaya faena, padre Manolito, vaya faena.

Dí­a de presentaciones

Al fin mi Manuela se ha decidido a activar sus blogs, el de su Tienda y el de su Trastienda, seguro que leemos en ellos cosas muy jugosas.

Y ya de paso aprovecho para llamar la atención sobre los nuevos apartados de este blog (arriba a la derecha) que son los del archivo de Fotos, esas que pongo cada vez que escribo; otro que es el de las «Perlas del chat», con frases que vengo recogiendo hace más de cinco años en los chats de internet (todas ellas auténticas y sin embargo verí­dicas); y uno más novedoso: el de los Jeroglí­ficos. Diversificación y optimización le llaman a esto los del márquetin.

¡Dí­a del Sexo!

Lo cual que yo me dije ¿si hay un dí­a de la madre, del padre, del trabajo, de las fuerzas armadas (¿?) de la patria, de la bandera, de la hispanidad, y del copón bendito… ¡cómo coño es que no hay un dí­a del sexo! No, no, eso no puede ser, de ninguna manera. Así­ que, elucubrando, y tras sesudas y graves meditaciones hice un esbozo de lo que podrí­a ser el «Dí­a del Sexo» en unos grandes almacenes…

DíA DEL SEXO

Hoy dí­a del sexo, desde aquí­ queremos felicitar a todas las personas que, solas o en compañí­a de otros, disfrutan del sexo, para que hoy sea el dí­a más placentero del año.

YA ES EL DíA DEL SEXO EN EL CORTE BRITÁNICO
Celebra con tu pareja, o tu trí­o, o tu grupo, este bonito y entrañable Dí­a del Sexo. Aquí­, en El Corte Británico, te ayudamos a que puedas transmitir tus sentimientos a la persona o personas queridas. Aquí­ tenemos ese regalo, ese recuerdo, ese detalle, para hacer de este dí­a inolvidable. El sexo, el sentimiento más placentero del ser humano, es celebrado y recreado en este dí­a por todos aquellos que se unen en fí­sica comunión para experimentar una vez más el deleite de la caricia, del beso, del orgasmo.
Ví­stete adecuadamente para este dí­a, tenemos braguitas con agujerillo procaz, tangas que no dejan nada a la imaginación, slips ajustables en grado máximo, y con cremallera para servirse uno mismo, bodis que se ciñen como una segunda piel, medias y ligueros excitantes, camisetas para lucir los pectorales…
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