Paseo


hermosa eres como la vela blanca
como la cal sin sombra
como el cantar del agua
niña de luz que levantas los parques
cuando pasas que ondulas
y te cuelga la falda que dirí­as
que es agua derramada
y se corren telones a la danza
qué porfí­a tu pecho con el aire
con la señal de stop y los balcones
qué alto campanario de tu cuerpo
qué sombra de fruta tu pecho
qué verano en la piel y el andar manso
de barco de papel que te lleva y te trae
con péndulos de bronce
sí­ tú que pasas como pasa la nube
distrayendo el sol a la alameda
andando como andarí­an los delfines
no sabes cómo dejas las miradas de ardientes
los ojos de fosfenos y de estrellas
y esta garganta mí­a que se sale
a cantarte a la vez que dan las doce
y suenan las claras campanas tu nombre
esta garganta mí­a que se sale a templarte con un
vaya
la cadera fecunda la grupa hecha al salto
y el cordón misterioso que te ata la tierra
a la sombra que vuela más allá de la plaza
pasando como el tren corta la noche
y te deja un suspiro de plata en la retina
pasando como rí­o que sortea
las calles las aceras las estatuas
el rí­o de tu pelo por los hombros
catarata tostada de piel una palmera
en la brisa una ola en el mar una paloma
bella como vas llenas los patios
de masculinos cónclaves callados
callados mudos en la busca
de la exacta frecuencia de tu paso
bella como vas convocas pálpitos
y cejas remontando por la frente
suspiros frenazos avemarí­as
viseras con la palma de la mano
así­ te nacen los gorriones
a cada pestañeo y un sobrevuelo
dice de neones que te brilla en los brazos
medio junio bella como vas que no se sabe
si se pueden juntar más mariposas
ay muchacha que te veo pasar y la alegrí­a
me brinca por el pecho estupefacto
porque eres compás de la vereda
regla con que se miden los cipreses
almanaque de ví­rgenes cautivas
que te veo pasar y de tu mano
se me va el corazón en un desfile
de pañuelos airosos pañuelos blancos
así­ como vienes pasarí­an las lentas
cigüeñas hendiendo el horizonte al alba
así­ brilla en la avenida un terciopelo
de fuentes y mangueras que te anuncian
así­ me salta al verte el corazón a la garganta
y me clavo las uñas en la carne
Tomás Galindo ©

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