Vaya mierda de akelarre

Juguete cómico en un acto.

Puedes escuchar la versión radiofónica:

Dramatis personæ:

Mefistofelina: (Marí­a de las Amnesias Repérez Ladrón de Veras y Gorrónez del Mercadillo) Polí­tica. Va vestida con traje sastre, elegante, moderna y desenvuelta. Sonrí­e falsamente todo el rato, abre mucho los ojos y habla con deje pijo. De vez en cuando hace un mohí­n con la cabeza para apartarse el pelo en un gesto de fingida naturalidad. Está siempre posando y poniéndose delante de todas, y apartando a Pirulí­


Luzbélica: (Maruja Tallarí­n) Maruja. Va vestida de maruja, cochambrosamente, puede ir de chándal y tacones, o con bata de boatiné, rulos y redecilla. Lleva bolsas de plástico por las que se pueden ver unas patas de pollo, pan, detergente, etc… Lleva maquillado un ojo sí­ y otro no. Habla muy andaluzada, chafando las haches, comiéndose las eses finales, grita y exagera mucho.

Satanina: (Cristóbala Pelló) Conductora. Viste minifalda muy muy corta, blusa escotada, zapato plano, gafas de sol de esas de espejo, con coleta y una visera.

Piruja: (Jorja Barón) Machista-Marisabidilla. Viste pantalón muy ancho tipo militar, zapato plano, cinturón y camiseta de tirantes, lleva el pelo muy corto y peinado a raya.

Samantha: (Angélica Bobón) Mosquita muerta. Viste falda, un vestido estampado horrososo y rebeca torcida, con collar de perlas. Se le queda la boca abierta y pone cara de tonta, a veces bizquea, continuamente dice ¿eh? como si no se enterase de nada. Tropieza al andar. Cuando llora saca una caja de clinex, se limpia los mocos, se seca y los va tirando al suelo, de forma que al acabar la obra está todo lleno de clí­nex arrugados.

Pelos: (Pilarí­n Colí­n) Colegiala. Lleva uniforme de colegiala, cinta en el pelo y unos libros y cuadernos. Pone morritos, bailotea y da saltitos continuamente.

Pirulí­: (Tania Revuelo) Famosilla. Viste de putón verbenero, de lo más escandaloso y tiene que colocarse la minifalda que se le sube de vez en cuando. Lleva pelucón rubio platino o es rubia teñida escandalosamente. Se pasa el rato poniéndose de forma que la vean del lado izquierdo, que le han dicho que es el bueno, cuando no se da cuenta y está del otro, dice coñojolí­n y se vuelve. Además se aparta el pelo antes de hablar. Está siempre posando y poniéndose delante de todas, y apartando a Mefistofelina.

Pérfida: (Genuflexión Condiós Todolosantos) Dama pura y asociativa. Viste falda larga hasta los tobillos y camisa oscura abotonada hasta el cuello, con gran crucifijo colgando. Lleva un rosario y un misal en la mano. Lleva el pelo recogido en un moño con visibles horquillas.

La escena está a oscuras, conforme entran las personajas se va iluminando de forma que quede más claro y visible el centro, y el fondo y los lados se pierdan en sombras. El escenario está vací­o. Por el pasillo entre el público entra Satanina, está claro que es una bruja, lleva una túnica larga que le cubre totalmente la otra vestimenta; un gorro grande y puntiagudo de bruja, nariz de cartón, o una verruga grande y roja pegada a la nariz, con tres largos pelos que luego al desvestirse se quitará; lleva una escoba con la que reparte escobazos y asusta a los niños, y también un spray o bote de colonia con el que pulveriza de colonia a los espectadores, mientras dice que son feos, huelen mal y hacen mucho ruido.

Satanina: (Entrando por el patio de butacas) ¡Qué asco! Está todo eso lleno de gente. Cómo se me ha podido ocurrir montar el akelarre en esta mierda de teatro, y encima cuando va a haber función para crí­os. ¡Crí­os! Esos enanos mierdosos que gritan, hacen ruido y cascan balonazos a to dios. ¡Deberí­amos lograr una pócima para convertirlos en algo más provechoso, cerdos o burros por ejemplo. Mmm… (parece pensárselo mejor) Bueno, no hace falta tampoco, para eso vienen a este colegio apestoso ¡jajaja! (se rí­e con risa brujil y malvada mientras gira y mira a todas partes) Parece que hay buena cosecha este año, mira ese qué cara de memo y qué orejas de soplillo tiene, como haga viento, sale volando sin necesidad de escoba. Y aquella otra niña de allí­, ja, qué morro de conejo tiene y qué dientes p’afuera. Sí­, tú, sí­, a ti te digo…. se hace la sorda la pedorra. Claro que con estos padres, menudos ejemplares. ¡No hacemos más ejercicio que este, eh! (dice haciendo gesto de empinar el codo y beber) Hala, qué colección de barrigas y qué muchedumbre michelinera. La ingesta desmedida de cerveza hace estragos, habrá que decirles a las compañeras que sigan poniendo fútbol a manta en la tele, esto chuta. Ellas tampoco se quedan atrás, he visto a tres con la misma blusa del Pryca (o el carrefur o lo que haya por allí­) No, ricas, no da el pego, se ve a la legua que no es de Balenciaga, y que el fularddd (pronunciando mucho la d) tampoco. Con estas, Vitorio y Luquino tendrí­an que poner una mercerí­a de las de siempre, esas donde venden bragas de cuello cisne y sostenes de la talla equis equis equis equis equis… (Va diciendo equis mientras sube al escenario, da una vuelta por el mismo mascullando por lo bajo, inspeccionando los rincones con la escoba y echando más perfume. Está un rato parada mirando al público, riéndose de ellos, de vez en cuando mira hacia el foro a ver si vienen las otras. Se mira el reloj y ve que no lleva. Pregunta la hora al público) ¿Qué hora es? ¿Nadie lleva hora o qué? (Va preguntando la hora a la gente, como es de presumir, le dirán varias horas distintas) ¿No os ponéis de acuerdo, eh? Pues eso es obra de una compañera bruja, sí­ señor. Para que os enteréis. Menudo hechizo tiene puesto para que cuando dos relojes se aproximen a menos de cinco metros empiecen a repelerse los minuteros. ¡Eso es producto de la magia negra y la actividad brujil, a ver si pensabais que los japoneses trabajan así­ de mal, que no os coscáis! De todas maneras, yo sé qué hora es: Es tarde. Estas tipas llegan tarde. Como siempre.

Pelos: (Entra chupando una piruleta y se queda mirando a Satanina) Anda, no sabí­a que habí­a que venir de uniforme.

Satanina: Huy, es verdad (se va quitando los ropajes de bruja, se pone las gafas y la visera, y deja la escoba, boca arriba, apoyada al fondo del escenario, presidiendo el akelarre, mientras tanto va hablando con Pelos) Es que vengo de un seminario de brujerí­a gastronómica, ya os contaré. Cada dí­a se hacen más adelantos, después de lo del café descafeinado y la leche desnatada, ahora acaban de inventar el besugo al horno sin besugo y sin horno. Lo mejor que se ha visto en gastronomí­a desde que sacamos la sopa en cubitos.

Pelos: Pues la pizza también ha sido un éxito.

Satanina: Y la hamburguesa.

(Se quedan las dos señalando al público y se rí­en de ellos, apoyadas la una en la otra y mondándose)

Satanina y Pelos: ¡Y se las comen!

Pelos: Son la monda.

(Entran Pirulí­ y Pérfida a la vez, mirándose con asco y sonriéndose, para que quede más claro, se quedan paradas mientras caminan, se miran de arriba abajo torciendo el morro y sonrí­en)

Pirulí­: ¿Y estas de qué se rí­en?

Pérfida: Qué, ¿ya habéis fumado algo que no venden en los estancos?

Pelos: Hola, chicas, ya van llegando, ya.

Satanina: Nos reimos de estos. (señalando al público)

Pirulí­: Ah, bueno… como siempre.

(Entra Mefistofelina por el patio de butacas, lleva una pancarta con su foto que dice VOTA MEFISTOFELINA. Va dando la mano al público, reparte caramelos a los niños. Saluda moviendo la manita, sonrí­e. Lleva un radiocasete con música adecuada, por ejemplo la canción de Habla pueblo habla a todo trapo. Puede ir acompañada de tres o cuatro chicos que la rodeen, vestidos de traje negro, una mano metida en la chaqueta, a lo Napoleón, tocando la pistola, camisa blanca, gafas negras, y con un auricular en un oí­do que los distinga como guardaespaldas. Estos personajes pueden retirarse a un lado del patio de butacas, y cuando hable Mefistofelina se levantarán, mirarán a la gente, la molestarán, la inspeccionarán, la invitarán a aplaudir a su jefa y tirarán más caramelos. Mientras se dirige al escenario va diciendo cosas como…

Mefistofelina: Gracias. Gracias por votarme. Vamos a por ellas. Gracias por haber venido. (Y a los chicos y chicas pequeños) Recordad que todos podéis ejercer el derecho al voto, sin discriminación de raza, sexo o edad, incluso los encantadores niños pequeños. Incluso tú, que eres un desperdicio de la humanidad (a un niño) O tú, aprendiz de paleto catatónico (a otro) No importa que seas memo o que no disciernas, tú también puedes expresar libremente tu tonta opinión. Y tú también (dirigiéndose a uno de los padres o profesores entre dientes) y más te vale, que para eso te pago una pasta. Je je je. (mira a las brujas que están en el escenario y se dirige al público) Las vamos a hacer polvo, con vuestro apoyo triunfaremos todos nos… (se lo piensay acaba señalándose) …yos. (Llega al escenario y se dirige a las brujas) Queriiiiiiidas amiiiigas, qué gusto en veros (mira a Pérfida con asco) en oí­ros (se dirige a Satanina y la mira con mueca despectiva, luego se acerca a Pirulí­ y haciendo como que se ventila con la mano por el exceso de perfume que lleva) …y en oleros.

Pirulí­: Es eau de toilette (pronunciando o de tualé)

Mefistofelina: Pues otra vez te fijas mejor, que te han vendido u (frunciendo el ceño) en vez de o.

(Mientras subí­a Mefistofelina al escenario, llegaba también por el patio de butacas, pero si puede ser por otro sitio, molestando y metiéndose por alguna fila de butacas Luzbélica. Lleva un montón de bolsas de compra, un cubo, una pelota en una red, y otras cosas de bulto y molestas, para tropezar con la gente. Luzbélica aparece y comienza a hablar justo cuando Mefistofelina está diciendo ‘queridas amigas’. Se mete entre la gente al grito de ‘Paso, paso’ Lleva un cigarro a medio fumar en la boca. Debe ser de chocolate o de pega, que luego lo tira al público)

Luzbélica: ¡Vaya mierda de akelarre, vaya mierda de akelarre! Esto ni es akelarre ni es na. Claro, con esta gente que tenemos al mando así­ nos va. Tú, cuida que ahí­ llevo huevos (a un espectador al que le arrea un bolsazo) no me los vayas a romper que me pagas los huevos y la tintorerí­a como me manches el sándal (o la bata). Vaya mierda de akelarre, vaya mierda de akelarre y qué horitas, fijaos cómo me han cogido, claro, me estaba arreglando y nada, que he tenido que salir disparada porque me creí­a que era a las doce. A las doce, reina (dirigiéndose a Satanina) una hora decente para un akelarre, y no a estas horas que está todo lleno de… (mira a los espectadores y escupe) …de esto. Otro dí­a te vas a meter la convocatoria donde yo te diga, joí­a, que lo has hecho para fastidiarme la compra. Menos mal que he cogido un tasis para venir hasta aquí­, que si no… Y sin poder arreglarme, que vaya pintas llevo (dirigiéndose a las mujeres del público o a alguna en concreto) Como tú hace un rato, igualico igualico, a que sí­. No, si ya te se nota, vaya morros que te has pintao que parece que te hayas comido un chorizo a mordiscos. ¿Ande comprará esta el pintalabios donde las pinturas y el papel pintao? (Se puede decir el nombre de una tienda del lugar, tipo Leroy Merlí­n o algo así­) Y aquella otra qué ojos se ha puesto, pardié pardié qué brochazos de sombra de ojos. La última vez que vi unos ojos así­ estaban pintaos en la proa de un barco. (Sube al escenario, deja las bolsas en el suelo, se quita el cigarro de la boca y de un papirotazo lo tira al público) Vaya mierda de akelarre vaya mierda de akelarre. Bueno, ya estamos todas ¿no?

Piruja: Falto yo (apareciendo por el foro, viene corriendo, y fuma también un cigarro de pega) Sorri, es que estaba en un mitin de los verdes.

Pelos: ¿Los viejos verdes?

Piruja: Los jóvenes verdes

Pelos: Pues no sé cuáles son más pesados.

Piruja: ¿No hay un cenicero aquí­? (las demás le señalan a los espectadores y ella les tira el cigarro)

Satanina: Bien, ya estamos todas. Lo mejor será que empecemos. Como todos los siglos…

Piruja: Disculpa, compañera ¿no serí­a mejor que nos sentásemos?

Luzbélica: Eso, que llevo yo tol dí­a andando más que un cartero en navidá con las puñeteras bolsas. ¿Hay sillas o no hay sillas?

Satanina: Qué cabeza tengo. No pasa nada, enseguida nos apañamos. (al público) A ver, unas sillas de esas que hay vací­as (Previamente se han dejado siete sillas al fondo de la sala, para que el público se tenga que levantar y llevarlas al escenario) Eh, pasad esas sillas, va. Venga, leche, vaya panda de vagos, se creen que porque vienen de espectadores, hala, ya tienen todo hecho, como si hubieran pagado una fortuna. Venga, id acercando las sillas para aquí­. (Todas las brujas van pidiendo las sillas al público, una o dos pueden acercarse a las sillas, coger alguna y mandar a la gente próxima que coja y acerque las otras. Van azuzando al público hasta tener las sillas arriba. Mefistofelina no participa, sino que espera que se lo den todo hecho. Se ponen en semicí­rculo de cara a los espectadores, con Satanina en el centro. A su izquierda y derecha, Mefistofelina y Pirulí­, después las demás, a la derecha del todo Luzbélica con sus bolsas. Luzbélica sacude el polvo de su silla con un trapo previamente lleno de polvos de talco para que semeje que está muy sucio)

Luzbélica: Vaya mierda de akelarre, vaya mierda de akelarre (tosiendo) Y vaya guarrerí­a de treato, hay que ver cómo lo tienen estos (curas, monjas, profesores, el MEC o quien sea responsable del teatro) (A Satanina) Otra vez esto lo montas en el MacDonals como los cumpleaños de los chicos, hale, más barato y menos montaje.

Satanina: Como os iba diciendo…

Pelos: Huy, sí­ en el MacDonals mola, allí­ di la fiesta cuando me vino la regla. Me regalaron una hamburguesa doble megasuper que se le salí­a el tomate por…

Piruja: Ajs, calla, calla, no des detalles.

Satanina: ¡Como ibaaaaa dicieeeeendoooo! Nos hemos reunido de nuevo para proceder a la designación de nuestra representante en los premios de la Academia de Brujas, los Móscar. Una de nosotras recibirá el Móscar Español a la mejor bruja de la temporada.

Pérfida: (interrumpiéndola) La peor bruja….

Pelos: Es verdad, la peor

Pirulí­: La peor es la mejor, la mejor es la peor. Yo es que nunca me aclaro.

Mefistofelina: La que mejor lo hace es la que hace más mal. (a Pirulí­) Tú lo único que tienes cada vez más claro es el pelo. Ya lo habí­a visto en las revistas. Incluso el de la cabeza.

Pirulí­: ¡Mira, rica! (haciendo gesto de remangarse)

Pérfida: ¡Por favor! Tengamos un comportamiento serio, hemos venido a elegir a nuestra lí­der y representante, no a hacer un reáliti sou.

Pelos: Pues yo creo que tiene un pelo muy bonito (se lo toca) salen chispitas cuando se lo acaricias y se pone tieso p’arriba.

Pirulí­: ¡Niña estate quietecita!

(Entra tropezando con las sillas y tirando a alguna bruja Samantha. Ya hemos dicho que lleva un vestido horroroso, más grande que ella. Se cae al suelo levantando las piernas y dejando ver unas medias hasta la rodilla y unas bragas grandes y horrorosas. Lleva también un bolso grande muy feo. Arma un estropicio tremendo)

Samantha: Ay, perdón, perdón, qué torpe, perdón (se agacha a ayudar a alguna que está en el suelo y al hacerlo le suelta el bolso encima de la cabeza) ¡Huy, perdón, ha sido sin querer! ¿Llego taaaaarde?

Satanina: >(Mirando al cielo como diciendo qué cruz esta) Llegas, qué bien (haciendo un gesto como… qué mal) Ya creí­ que no llegabas.

Samantha: Pues fí­jate que yo creí­ que la cita era para las (dentro de dos horas) pero como no tení­a nada que hacer ahora mismo me he dicho, voy a ir acercándome dando un paseo, y fí­jate, resulta que ya estabais aquí­ todas.

Mefistofelina: (aparte a Satanina) ¿La has convocado para dentro de dos horas para que llegase tarde y se encontrase todo acabado, no?

Satanina: (aparte a Mefistofelina) Claro, pero no ha colado, esta imbécil cada dí­a es más larga.

Samantha: Pues qué bien. (buscando dónde sentarse, no halla silla vací­a y se pone en el extremo derecho, detrás de Luzbélica, tropezando con una bolsa y pisándola) Huy perdón, qué torpe.

Luzbélica: Me vi a cagá en tus sapatillas (señalándole hacia el otro extremo) anda, lárgate de aquí­ que como me haigas pisao el juego de café que me han dao con los puntos del súper, me bebo el café en tu cráneo. La Samanta esta de lo güevo, siempre iguá con ella. ¡Tira pallá lejos de mí­!


Samantha: (Llorando mientras pasa por detrás de todas yendo al otro extremo del escenario. Se queda detrás de las brujas de la izquierda, apoyada en sus sillas, y está todo el rato tropezando, dándoles en la cabeza sin querer y molestando) Caray, no hay que ponerse así­ con una, jolines. Ha sido sin querer. Siempre os tenéis que meter conmigo y yo no hago nada. Y es Samantha (pronunciando Samanza) con te hache.

Luzbélica: Esta muhé amás de gilipollas es… gilipollas.

Satanina: (alzando la voz) ¡Vamos a poder empezar o qué!

Piruja: Compañeras, si queréis yo llevo los turnos para que podamos ir todas hablando y ninguna se extienda más que lo que le corresponde, y que a ninguna se le resten sus derechos de expresarse libremente.

Pirulí­: Ahí­ has estado bien, Piruja, si no, alguna que yo me sé se liará a hablar y cuando nos toque a las demás (mirando a Mefistofelina) ¡se habrán acabado las palabras en los diccionarios!

Piruja: Compañera Mefistofelina ¿quieres contestar por alusiones?

Mefistofelina: (Despreciativa) ¿Sentirme yo aludida por …esta?

Satanina: Piruja, deja, deja, yo me ocupo, no necesitamos tanto, que sólo somos siete, esto no es un congreso precisamente.

Samantha: (echándose a llorar de nuevo) ¡Ocho!

Satanina: Eso querí­a decir, me olvidé de contarme a mí­…

Pelos: Jijijiji (se rí­e conejilmente y Satanina la fulmina con la mirada) Me reí­a de aquel. (se corta en seco y disimula señalando a alguien del público) Se ha comido un moco. Bueno, o eso o un caramelo de menta blando.

Mefistofelina: Lo mejor será que empecemos de una vez, sin más preámbulos. Que cada cual suba al estrado y haga pública relación de sus méritos y luego, como convinimos, que el público vote democráticamente.

Piruja: Eso. Que el pueblo se exprese. Así­ será más difí­cil que alguna candidata pueda pegar un pucherazo como alguna vez ya ha sucedido. (todas miran para otro lado o hacen signos de que eso no va con ellas)

Pelos: ¿Y el videomarcador?

Satanina: Los votos se contarán a mano alzada, niña.

Piruja: Si me lo permití­s, compañeras, yo misma me cuidaré de anotar los votos en esta libreta. (sacando libreta y bolí­grafo que se pone en una oreja y lo lleva ahí­ el resto de la función) Y también anotaré turnos, réplicas y lo que sea necesario.

Pérfida: Tú siempre tan… conveniente.

Luzbélica: ¡Bueeeeno! ¿Quién va a empezar? Que yo tengo aún un montón de cosas que hacer.

Piruja: Propongo que salgamos en orden alfabético, y que nadie se pase de su tiempo, yo le indicaré cuando le quede un minuto a la candidata.

Pirulí­: Ay qué mujer, malita me pone con tanta regla y tanta normativa. Si te tuvieras que ganar los garbanzos como yo, interrumpiendo a los que hablan en las tertulias de la tele…

Luzbélica: (interrumpiendo a Pirulí­ y dando un grito de horror que hiela la sangre a los asistentes. Samantha se esconde detrás de una silla y Pelos se medio levanta de la suya como para echar a correr) ¡Los garbanzos! ¡Que me he dejao los garbanzos en la olla y se me van a quedar purés! ¡Ay qué desgracia ay qué desgracia! (Al público) ¿Alguien tiene un móvil? Sólo es para hacer una llamadita aquí­ al lado, eh, no es conferencia. (Baja al patio y coge un móvil de un espectador; hace como que llama y habla con alguien. Va hablando mientras en el escenario sigue transcurriendo la acción) Kevin, Kevin, deja de decir gansadas y dile a Tatiana que se ponga, venga. Joí­o niño, le vi a arrear un coscorrón en la cresta que se le van a despegar las calcomaní­as. ¿Lorelai? No, niña, Lorelai, dale el teléfono a la tata. Sí­, te llevo chuches, venga. Pásale el teléfono a Tatiana. ¡Le pasa el teléfono a Tatiana o te inflo con la bomba la bici! A quién habrá salí­o esta niña. Tatiana ¿Tatiana? Ya me estás quitando ahora mismito los garbanzos del fuego, con cuidao no vayas a escaldar a tus hermanos. Sí­, eso, como pasó con el yayo. ¡Y deja de una ve…! ¿S’ha cortao? No tiene saldo, quiyo, (al espectador que se lo ha dejado) De ve en cuando hay que rajacarse el bolsillo y meter saldo en la tarjeta, eh, mucho motorola, pero luego… (subiendo al escenario) Vaya manera shunga de hacer favores que tienen algunos. Y encima no lo tení­a apagao, pa que suene pirurí­ pirurá en mitá de la función. Menudo cuajo el del móvil… (dirigiéndose a las otras) Vaya mierda de akelarre vaya mierda de akelarre.

Satanina: ¡Bueno! Pues empezaré yo o nos van a dar las uvas aquí­. ¡Demonio! (al oí­r este ‘demonio’ todas las brujas hacen una especie de señal de la cruz del revés que acaba como echando algo hacia atrás por encima del hombro) Con perdón. Os diré, que mi nombre de trabajo es Cristóbala Peyó, y soy conductora. Ruedo por esas calles y esas carreteras fastidiando a los conductores. Yo soy, nada menos, la que acuñó esa frase, sí­mbolo de toda una clase conductora, que dice ¡Mujer tení­as que ser!. Soy la que aparco ocupando dos espacios, tres si es en baterí­a.

Pelos: ¿Tres?

Satanina: Sí­, (haciendo ella la maniobra, reculando y tal) te metes en el espacio de en medio de los tres, pero atravesada, lo justo para que los que quieran aparcar no puedan entrar.

Piruja: Tiene mérito la invención, compañera.

Satanina: Cuando voy por carretera no paso de sesenta, sobre todo si llevo cola de coches detrás y no se puede adelantar. Freno de golpe en los semáforos, para que me choquen por detrás y echarles la culpa encima. Pero mi gran innovación ha sido mi nuevo uniforme de conductora.

Pérfida: Escaso uniforme ese. Dirí­ase que le haces la competencia a alguna folclórica.

Piruja: (a Pirulí­) Compañera, si por alusiones quieres…

Pirulí­: ¡Folclórica ha dicho! Y yoooo, no soy folclórica. No soy folclórica. Soy artista po.

Pelos: ¡Pop, pop, pop, pop! (saltando con el culo sobre la silla)

Satanina: ¿Me dejáis? (le hacen signos de que sí­) Gracias a este uniforme no os podéis imaginar la de ví­ctimas de todo tipo que llevo cosechadas. Varias muertes, un par de tetrapléjicos, incontables huesos rotos. Hasta un burro atropellado. Porque camioneros y autobuseros se ponen a mirarme desde arriba (se levanta levemente la falda enseñando aún más muslo) y ¡zas! Otro candidato al collarí­n. Y otra habilidad a sumar a las tradicionales de la mujer conductora: aparcar encerrando otro coche de forma que tenga que entrar el conductor por el maletero… indicar que voy hacia un lado y luego ir hacia el otro… parar con el capó levantado y pedir ayuda para hacer perder el tiempo a la gente, porque es que sólo sé soltar una bují­a… pinchar una rueda para que me la tenga que poner algún amable caballero, lo tengo una hora buscando el gato, que he escondido dentro de la mantita de cuadros…

Piruja: (Al público) Un aplauso para la compañera Satanina.

Pelos: Ay, yo de mayor quiero ser como tú.

Satanina: Gracias, gracias, son ustedes muy amables. ¿Quién quiere ser la siguiente? ¿Pelos, te animas tú, niña?

Pelos: (Se levanta de un salto y se queda en medio del escenario con la boca abierta, enredándose el pelo con una mano, haciendo movimientos con la punta del pie en el suelo. En todo momento habla como si fuera una muñequita encantadora) Me llamo Pilarí­n Colí­n y soy una niña buena. Soy modosita y voy al colegio sin hacer novillos. Soy amable y correcta y a todo el mundo le respondo bien: Sí­, señorita Marigé, no, señorita Marigé (se pueden poner nombres de diversos profesores, pero este es el más bonito que se me ha ocurrido…) …y luego soy la que pinta guarradas con sus nombres y sus… dibujos en las paredes. Yo soy la compositora de la canción esa que se canta… ya sabéis… Y la que saca el paquete de cigarrillos en los váteres, la que quema las papeleras y le echa la culpa a los chicos. Cuando estoy aburrida hago como que tropiezo con uno y me pongo a gritar (tropieza con uno de los guardaespaldas y grita con voz de pito) ¡Seño, seño! ¡¡¡Garcí­a me querí­a hacer cosas!!!! En los recreos hago pandillas para no dejar a nadie jugar al fútbol. Me invento novios y novias para todos y voy diciendo que Pepita Martí­nez (o el nombre adecuado) le dio un beso con lengua a Carlos Sánchez (o el nombre adecuado) y que es una cualquiera. Consigo que haya mal ambiente en clase y en el colegio… meto papelitos firmados por uno, en el bolsillo de otra, y de otra en el bolsillo de uno. ¡La de letras que sé hacer! Cuando veo alguna niña estrenando ropa siempre me las arreglo para que se me caiga encima el rotulador más gordo y pringoso que tengo. Si hay niños patinando, yo doy una patadita a la gravilla de los columpios, para que se le meta en las ruedas ¡y se dan cada leche! Me chivo de cosas que no han pasado, y llamo acusica a cualquiera delante de otros. Cuando sea mayor quiero ser maestra. Así­ podré cogerle manía a algunos niños y chincharles, mientras a otros les consiento lo que quieran. Además, eso de ser maestra es un buen modo de que te llamen señorita aunque seas una vieja hortera y vacaburra como… (Piruja y Satanina le tapan la boca antes de que lo diga)

Piruja: ¡Tiempo! Muy bien compañera, ya vale, ya es bastante. Se te ha pasado el tiempo. ¿Qué serí­a de nuestros colegios si no hubiera niñas como tú? (al público) Un aplauso para Pelos, esta joven promesa de la brujerí­a. ¿Quién es la siguiente? En fin, vale, pues yo mismo. Digo misma. Yo soy la feminista marisabidilla. Primero pensé en que bastaba con ser una feminista del sector tocapelotas, pero luego vi que el toque de marisabidilla no le vení­a mal. Me llamo Jorja Barón, es con be, pero no se nota. Lo mí­o es vocacional, ya de pequeña descubrí­ que los juguetes más interesantes son los de los niños: los soldaditos, las pistolas, los indios y vaqueros, las consolas de juegos bélicos… De momento ya hemos conseguido que la gente no regale estos entretenidos juguetes a los niños, con el cuento de que incitan a la violencia. Se acabaron los fuertes y los castillos y los soldaditos. Por no hablar de pistolas y espadas. (al público) ¿Os jode, eh? Pues a fastidiarse y a jugar con el puzzle y el monopoly ese que os regalan pero luego nadie quiere jugar con vosotros. Mi próximo movimiento va a ser impedir que se regalen coches y juegos de consola de coches y de fútbol, alegando que hay muchos accidentes y mal ambiente circulatorio (se vuelve a Satanina) Gracias compañera Satanina. Eso en cuanto a los crí­os y renacuajos, y en cuanto a los mayores, qué os voy a decir que no sepáis de mí­. Sí­, soy yo la que se inventó la cuota de participación femenina, sí­. ¡Ja! Uno de mis mayores triunfos. El otro es el de haber sacado a las mujeres de su plácida existencia y haberlas volcado en los trajines laborales… y además cargarlas con lo que ya tení­an, casa, hijos, marido… doble ración. Y encima están contentas. Y en cuanto a los hombres… esos no me pueden ni ver, curiosamente por lo más tonto, por los chistes machistas que he sacado riéndome de ellos. Sí­. Todos son invención mí­a. ¿Por qué creéis que ya no se oyen chistes de Lepe y en cambio sí­ tanto chiste sexista? Me meto en todas las asociaciones donde pueda fastidiar. ¿Qué las niñas no juegan al fútbol? Yo monto un equipo de fútbol de niñas para fastidiar. Que la sociedad de buzos fluviales no admite mujeres, pues hale, yo me hago buza, para fastidiar. Mi último entretenimiento es abrir la puerta a los hombres para que pasen ellos delante. Muchos no saben reaccionar, se quedan al lado esperando, miran extrañados, hacen como que pasan y se arrepienten. Y allí­ nos quedamos los dos uno a cada lado y la puerta abierta, y cuando por fin veo que va a entrar, zas, entonces me cuelo yo como un obús y lo machaco contra el quicio. A uno ya le he cercenado el lobanillo de la oreja en una giratoria. Pero por lo que más se me conoce es por lo de los partos. Yo soy la que inventó que era necesaria la presencia de los hombres en el parto. ¡Ja! Necesaria… tan necesaria como los perros en misa, pero que se jodan y se den el mal trago. ¿Y lo de la gimnasia preparatoria, eh? Qué genial detalle ese de que tengan que ir en pareja, y que ellos deban llevar la respiración, tirarse por los suelos… ¡yo es que me troncho cuando los veo tan serios haciendo ahú, ahú, (respira fuertemente) como si fueran a tener ellos las contracciones… Yo soy la que cuando veo entrar a un hombre en la verdulerí­a llena de gente, entro justo detrás de él para preguntar en voz bien alta mirándole fijamente a los ojos: ¿Quién es la última?. Bueno, qué ¿merezco yo ese aplauso?

Pelos: >(Imitando a Piruja) ¡Bien dicho compañera! Ay, yo de mayor quiero ser como tú.

Luzbélica: Na, eso no es na, menucias. Aquí­ la única que se lo curra de verdad soy yo. Vais a ver vosotras lo que es brujerí­a fisna fisna, porque hoy es que me habéis cogí­o sin preparar. Mira (se levanta y se enreda en una de sus bolsas y se la lleva hasta el centro del escenario enganchada por un pie; una vez que está allí­, cabreada, se agacha coge la bolsa y lee). “Esta bolsa no es un juguete, no dejar en manos de niños menores de seis años, peligro de axxxfisssia” ( se queda con la bolsa en la mano mirando al público y sonriendo) Por el Manolí­n el hijo de la de la pescaerí­a, esa que bisquea un poco mucho, que su marí­o se largó con la dependienta de la mercerí­a de la señá Juana, yo creo que cuando dio a lu a ese adefesio de niño Manolí­n; esa que aprovechando que es pescaera no se lava (hace que no con la mano) no señó, no se lava, pues por el Manolí­n ponieron esto. Si lo sabré yo que fui la que le dio la borsa y el angelico zas, en cuantico que la vio, metió el cabezorro adentro, que no sé cómo le cogió, porque hay que ver lo bien serví­o que iba el nene de molondro y mira, los bomberos se la tuvieron que sacá del garganchón con un desatascaor. ¡Pues yo también invento! ¡Con esta cabesita! ¡Toma borsita niñicida! ¿Y qué me desí­ de los Moñoños la rica merendilla con pan y chocolate pal cresimiento de lo niño, que mira la reseta y tiene componente que son consideraos armas biológicas por la convensión de Ginebra. ¡Pue e mí­a la reseta! Y mí­ra lo angelico cómo me se crí­an de gordos como tosino que da gusto vel-los. Y lo que luego se caen y sesmorran. ¿No os habéi fijao ustede vosotros en lo floho que están lo crí­o d’ahora? Le pasa como a lo toro. Que son grande y lustroso, pero a lo que dan dos paso, ya están pol suelo. Claro, venga biscocho con oshenta por siento d’asúca, po-li-sa-cá-ri-da, glutamato que te mato, colorante, colorante de coló biscocho, que anda tú cóoooomo puen hasé coló biscocho. ¡Adivina! Conservante E-tresiento, cuatrosiento, quiniento, seisiento, que se lo deha Tutankamón en la pirámide y ahí­ tendrí­a el pastelico ep-ponhoso pa dale un muerdo cuando resusitara. Y goma arábiga. Que amás de aglutiná la masa pa que no s’esmigue con lo gorpe que le dan a la caha que viene en traile desde made-in-itali pasando po nuestro almasene en Sansadurní­ der Vallé, Fuenlabrada, Calatayú, y Seuta… tamién sirve p’apegá lo cromo de Pichacu. ¡Cómo te van a tené la pienna metiéndote ese engrudo al cuerpo! ¡Po eso pastelillo lo he testao yo con mi sobrino! Con gran ésito. Al segundo, el í“scar Pedro se le caí­an lo libro de la mano a la tre semana d’está a dieta pastele, y refrejco de cola, y eso que s’habí­a puet-to que no cabí­a en lo pantalone… de su padre. Y a la hermana pequeña la Mélani se le puso al mé un pandero que se le podí­an proyectá diapositiva en la braga. ¡Eso e bruherí­a! Y sólo en el área alimentaria. ¡Yo, soy el terró de la hente! Yo soy la que ralentisa la cola der pan. Yo soy la que cuando va a pagá en er hí­per ya se han comí­o lo niño camino a la caha una borsa cruasán, una caha quesito, y cuatro tretabrí­ de sumo. ¡Y lo hemo dejao to en lo estante! ¡Yo fui la que inventó la mesha en er pelo! ¡Con esta cabesita! Que no hay cosa que má repelú dé a lo hombre que la mesha en er pelo que paresen toas la muhere que han salí­o de la pelí­cula los Mónster. Yo inventé, aquí­ donde me vei, yo fui yo, sí­, que se mueran esta si miento (señalando con el dedo pulgar hacia atrás) la sancada bayetera, que como to el mundo sabe, consiste en que cuando entra en casa, tiene que i andando con lo sapato ensima de do bayeta, pa no manchá, que acabo de da sera. ¡Aunque luego tenga la media a remoho en una perola en la cosina! Y er váte con pi. Porque la ecologí­a empiesa po no tirá de la caena el vate cuando mea. Pero lo suelo brillante. Al ojeto tamién de que’l butanero patine y se rompa a la ve er cósis (hace ademán de caerse de culo) y lo piño con la bombona (hace ademán de atizarse con la bombona en la boca). To eso lo he discurrí­o yo con esta cabesita. Pero lo que quisá me ha dao a conosé, y se ha convertí­o en una frase en boca de toas las muhere del mundo, por la que ya resibí­ en su dí­a una mensión en el Bruhas y Famosas, es mi consabí­a: “Ay, quita, que tengo jaqueca”. (Se lleva el dorso de la mano a la frente y hace como que pega una culada y se vuelve de espaldas y acaba dando una vuelta sobre sí­ misma como quien da una media verónica taurina, en plan chulesco ante las otras brujas) ¡Maruja Tallarí­n de profesión, mis labores… brujiles.

(Todas la brujas se levantan y la aplauden)

Piruja: ¡Si señor, compañera! Nuestra Maruja Luzbélica, en una labor que nunca será suficientemente recompensada.

Pelos: Ay, yo de mayor quiero ser como tú.

Satanina: Pérfida ¿quieres tú ser la siguiente? (Pérfida asiente, se levanta, con su rosario y misal en la mano y se coloca en el centro de la escena)

Pérfida: Los nuevos tiempos nos llevan a nuevos modos de ver y entender la brujerí­a. No se puede ir contra los adelantos. Este mundo moderno está lleno de posibilidades para vosotras, queridas amigas. Cualquier rincón, cualquier momento, son válidos para este apostolado de la maldad que profesamos. Ay, pero algunas de nosotras, todaví­a creemos que de nuestra historia se aprende mucho, y que no hay que desechar las viejas formas de brujerí­a. Cuando yo empecé en esto, hace tantos sigl…años, años… me enseñaron a hacer mal de ojo. El viejo y clásico mal de ojo ¿Queréis creer que todaví­a lo ejerzo con éxito? ¡Tú! (señala a alguien del público con el dedo y expresión malvada) …a ti nunca te toca ni un paquete de galletas en la tómbola. Te gastas un dineral en la primitiva, los ciegos, navidad, y ni una vez algo mayor que el reintegro. Con qué sencillez soy capaz de quitarte tus sueños de riqueza. ¿Has visto? Pues lo hago sólo como pasatiempo, para no perder el tino. Porque en lo que de verdad de verdad he podido realizar mi vocación ha sido en el asociacionismo. Soy de las damas puras de santa Frí­gida; de la asociación pro decencia del vecindario; de la asociación de parientes carnales de alumos del colegio; de la oenegé de vecinas sin fronteras, de la de las damas de la globalización pí­a, y de las de enterradoras de niños cuartomundistas, que mandamos ataúdes para armar y sudarios cosidos a mano por nosotras mismas para la infancia victimada. Os he oí­do presumir de vuestros logros, pero yo no me quedo atrás. Fui yo quien discurrió por vez primera que lo que necesitaban los niños hambrientos del África profunda eran… ¡mantas! ¡Bien gordas! Desde mis muchos movimientos asociacionistas mis discí­pulas y yo estamos postulando para que esos pobres inmigrantes que entran en el paí­s, sean devueltos rápidamente a sus paí­ses de origen, antes de que en esta sociedad de la holganza pierdan esa capacidad de iniciativa que han demostrado, y se den a la molicie y a la gran vida con las ayudas que tan generosamente les brindan la administración, y la sociedad, y que les lleva a vivir desocupados e improductivos. Yo, Genuflexión Condiós, me he dado a redentora de los pobres. Y para ello… necesito pobres, claro. Por eso he creado las oenegés de “Ciclistas sin fronteras” en las que se presta una bici a un niño pobre, se le enseña a ir en bici, y luego se le quita y con esa misma, se enseña a otro niño y otro niño. Como ir en bici nunca se olvida… La oenegé de “Cantantes de ópera sin fronteras”, que lleva las más hermosas arias de Verdi y Rossini a los refugiados de las guerras, que carecen de salas de teatro y auditorios musicales en sus campamentos. Y la de “Césped sin fronteras”, auspiciada por grandes clubes, y en la que construimos en el desierto campos de fútbol de auténtico césped, para los futbolistas menesterosos de esos paí­ses de pertinaz sequí­a, en los que, si no fuera por nosotros, no podrí­an jugar en condiciones. Y aquí­, para estos niños que nos está viendo, angelitos, yo conservo las más ancestrales de nuestra tradiciones. O lucho por mantenerlas, como la de darles los juguetes en navidad el último dí­a de vacaciones, el de reyes, y no al principio… puñeteros yanquis… Aunque dan buenas ideas, como la que me inspiraron para poner aquí­ el cátering para los comedores escolares, donde ahora los niños comen abundante y sanamente, y si algún dí­a de fiesta les dan carne en casa, no la reconocen. Pero al menos he conseguido que vuelva la reválida… otra tradición que se perdí­a. Por cierto ¿adivináis quién fue la promotora de la idea de que los niños debí­an comulgar vestidos de marinerito? Jijiji… mí­a. Y la de que los deberes hay que hacerlos primero en sucio y luego en limpio, dos veces. También fui yo quien propugna que quienes deben dar las clases de sexologí­a han de ser personas con una formación adecuada: monjitas. Qué tiempos aquellos de la cigüeña. Ahora estoy muy atareada… estoy tratando de que añadan otros doce misterios nuevos al rosario. Los misterios Onerosos. Estos serán misterios de la iglesia. Pero me callo ya a ver si acabamos pronto, que he de ir a la reunión de propagadoras de las verdaderas fes. Hoy toca el punto ese en el que nuestra iglesia admite la pena de muerte para los criminales… dará mucho juego este punto. A veces hay que corregir lo que en el nuevo testamento quizá no quede muy claro…. ¡es que cristo… era demasiado bueno… y los tiempos que corren precisan interpretaciones más abiertas al no matarás! Todo depende de a quién, y si hay un motivo honroso.

Piruja: ¡Bien dicho Pérfida! (aplauden todas)

Pelos: Ay, yo de mayor quiero ser como tú.

Satanina: Y ahora quién se decide, quedáis aún Pirulí­, Mefistofelina (levanta su pancarta) y Samanzzzza. (lo pronuncia con gesto de burla, pero Samanta hace gesto de agradecimiento) Pirulí­, mona ¿quieres? (se ajusta la minifalda, se atusa el pelo, y andando insinuantemente va hacia el centro y saca un micrófono inalámbrico que llevaba escondido en el bolso)

Pirulí­: Este me lo han regalado en Crónicas Murcianas (por el micrófono) así­ cuando llego ya tengo la herramienta. Probando, probando. Ja ja. No chuta. Se ve que no acopla. ¿Necesito presentarme? No, ya me conocéis todos de verme en la radio, de oí­rme en la prensa del corazón, de leerme en la tele. Esa soy yo: ¡Tania Revuelo! Artista po, de reconocido prestigio internacional y regional. He sacado dos discos a la venta, y aunque sólo me compraron uno he triunfado en el famoseo y soy decana de los pogramas del corazón. Mi carrera empezó cuando fui la primera expulsada en el Gran Primo, total porque le juré amor eterno a todos los compañeros. Y a una compañera. Pero es que yo siempre he sido muy social. Más social que las gallinas. ¡Yo sí­ que doy ejemplo! Y hago moda. Lo de enseñar las bragas por encima del pantalón lo discurrí­ yo. Con esta cabecita (imitando a Luzbélica, que la mira muy mal) Después me fui a Operación Triunfo en Bastos, donde yo gané el premio a la más basta. Eso ya no me lo quita nadie. Y salí­ en un disco de dúos con Alejando Sanz y José Luis Perales. De dúos… (pausa para que el público se dé cuenta de que con ella serí­a un trí­o) bueno, yo salgo en la portada, vestida de chocolatina. Alguna de mis actuaciones han sido sonadas, como las bofetadas que me di con Tatiana Tresdedos por un quí­tame allá esas pajas. Esa actuación la repetimos mucho. En todas las cadenas. También batí­ un récord en la revista Interviú… yo soy la que se ha desnudado por menos dinero. Y todas las cabecitas adolescentes del paí­s pendientes de mis vivencias, y tomando nota de lo que hay que hacer para poder estar un dí­a, como yo, en el candelabro. Soy un ejemplo a seguir. Y me siguen. Mirad, ahí­ hay unas cuantas que ya me van imitando, (señala al público) esa, y aquella. Y otra habí­a cuando entraba yo que iba cantando por lo bajinis mi grán ésito: “Bésame en las encí­as”, que ha pegado mucho y ha llegado a estar a un puesto de entrar en los ochenta principales. Y esa la compuse yo con esta cabecita (imitando a Luzbélica, que trepa indignada por su silla) Y si no me hubieran echado de “Academia de Cantantes Ligeras… de ropa”, total por una tonterí­a, que a quién le importa que una, en la soledad de sus seis millones de audiencia, beba cuatro gotas y se ponga un poco contenta… Si al dormirme me empiezan a salir fideos por la nariz tampoco es para tanto. ¡Ay…! Habrí­a podido grabar otro disco más. Y cuando salí­ del coma etí­lico en directo batí­ recordes de audiencia, y se hizo famosa mi frase “Si bebes, no lleves tacones” …

Luzbélica: (imitando a Pirulí­ exageradamente y señalándose el culo con el dedo) Y eso lo pensé yo con esta cabecita.

Pirulí­: ¡Y eso! ¡Y eso! Y eso que llevaba la cara vendada. Ahora estoy sacando la postura del lado bueno de la cara. Mira, dice mi asesor de imagen, el padre Papeles, que este es mi lado bueno, y yo lo estoy poniendo de moda. Ya he visto varias niñas que andan de medio lado, para enseñar su lado bueno de cara. Luego se arrean una chufa por no mirar bien, y el medio lado bueno pasa a ser el otro. Dentro de poco voy a dar el campanillazo. Mañana salgo en el “Hola qué tal”, en la portada, vestida de negro, con gafas, y un titular que dice “Tania Revuelo entra en un convento”. Dentro, cuando ya has apoquinado, te enteras de que entro al convento a comprar unas yemas de Santa Ufrasia, para regalárselas a Los Moritos, que me han llevado a su pograma para hacer un esquech con ellos. Ellos hacen de ellos y yo de yo. Y la gente se rí­e. Lo que hace ser una un artista, eh. Si no fuera por mí­ y las compañeras de ofidio… digo de oficio, estas niñitas tontas (por el público) no tendrí­an una persona a quien admirar y a quien poder imitar. Y sin estudios, que tiene más mérito si cabe.

Luzbélica: Sí­, cabe.

Pirulí­: ¡Mira Luzbélica que te doy dos guantás!

Luzbélica: Te advierto que aquí­ cobras (haciendo gesto de repartir leña) pero no cobras. (haciendo gesto de tocar dinero)

Pirulí­: Ah, eso sí­ que no, yo gratis no te pego ni un sello, lo que más te va a durar. (al público) Es una envidiosa. Y lo mal que habla ¿os habéis fijado? Bueno, pues buena culpa la tengo yo, que desenseño a las teleadictas. Yo soy la primera que dije a los periodistas que para ellos tengo siempre la puerta herméticamente abierta. Y la que dice coñojolí­n. Y la que la primera vez que fue a una tertulia le dijo al locutor que cuándo iban a servir el “ter”. Gracias a mí­, los, y las, adolescentes del paí­s saben que si te metes con el, la, novio, a, en el coche, a, no has de hacerlo con las ventanas bajadas y en la entrada del Cortinglés… si no quieres verte en las páginas de la prensa marrón.

Pelos: ¿No era amarilla?

Pirulí­: Esta es más de color marrón.

Pelos: Ay, yo de mayor quiero ser como tú.

Piruja: Gracias, compañera Pirulí­. Las que venimos siguiendo tus éxitos te dedicamos un aplauso (aplauden)

Mefistofelina: (Levanta su pancarta y pone su casete, con los que se acerca al centro del escenario, va a izquierda y derecha jaleándose ella misma, y mostrando la pancarta bien al público de las esquinas y vuelve al centro) Queridos conciudadanos de Albacete (se va equivocando hasta que dice el nombre del pueblo donde se representa la función), Mérida, Plasencia… (aquí­ el pueblo, y según qué pueblo sea, puede llamarles por un gentilicio equivocado o que no les agrade) Gracias, gracias por vuestro cariñoso recibimiento, siempre me ha gustado sentirme entre las gentes del pueblo llano. No hay más que veros la frente para darse cuenta de que sois muuuuy llanos. Y sentirme en olor a sobaquillo de multitud. Seré breve, ya que soy la última que queda por hablar…

Samantha: (haciendo pucheros) ¡Pero si quedo yoooo!

Mefistofelina: Mmm… luego hablas tú, rica… Todos me conocéis de verme en los medios de incomunicación. Desde que pertenecí­ a las “jumentudes” del Partido Centrista Disléxico, mi nombre, el de Marí­a de las Amnesias Repérez Ladrón de Veras y Gorrónez del Mercadillo ha estao ligao al progreso y al buen gobierno del paí­s. En aquel tiempo de lucha no lo tuve fácil, como vosotros, que os limitabais a dejaros mangonear sin ningún remordimiento de conciencia. Yo tuve que empezar desde abajo. Haciendo con ilusión las pequeñas tareas que me encomendaban. Como dirigir la Sociedad Radio-afónica Naci-onal, hasta conseguir que en sus veinticuatro horas de emisión ininterrumpida ¡no se dijera nada! ¡en absoluto! Que tiene su mérito. Poco a poco, los compañeros me fueron encumbrando a los más altos cargos del partido, mediante sus defunciones, encarcelamientos y evasiones al extranjero. Hasta llegar a detentar la presidencia del mismo. Hoy vengo a pediros que me votéis. Que votéis por un proyecto brujil moderno, cientí­fico, innovador. No necesito recordaros lo que os prometí­ la última vez que estuve en esta hermosa ciudad de Burgos, (equivocándose de nuevo como antes) Alpedrete, (aquí­ el nombre del pueblo) En aquella ocasión os dije “Os construiremos un puente” y vosotros, aún insatisfechos me replicasteis “Pero si no tenemos rí­o…” ¡Pues os pondremos un rí­o!! Nada puede detener este progreso. ¿Y en todo este tiempo qué ha hecho mi partido por vosotros? No hay más que ver las paredes de este teatro para darse cuenta… (las mira, y se estremece) Porque sólo aquello que muere puede volver a nacer revitalizado… Gracias a nuestro partido tenemos escuelas como estas. Gracias a escuelas como estas nuestros alumnos son tontos en vez de ser analfabetos. (Pausa, para digerir lo anterior) Gracias a obras de teatro como estas, nuestras alumnas pierden el tiempo con el arte en vez de ayudar a sus madres a hacer la casa. ¡Un logro del feminismo de nuestro partido! Gracias a estos pedagogos formados en nuestras instituciones educativas, quizá todaví­a no hayamos logrado una educación de calidad, pero al menos hemos conseguido los sueldos más baratos. Quienes desde nuestro partido nos esforzamos para que los niños de hoy puedan ser los obreritos de mañana, y tengan su trabajito y su sueldito, vemos con satisfacción cómo lo vais logrando. Porque como dijo aquel pensador, educar a los ricos es inútil y a los pobres, peligroso… nuestro partido, mediante sabias leyes está consiguiendo detener este peligro. (La aplauden algunas brujas, ella mueve el cartel) Gracias, gracias compañeras. Queridos votantes, tenéis la oportunidad, que no os merecéis, pero que en nuestra bondad os otorgamos, de permitiros votar por mí­. Ejercedla con responsabilidad ciudadana. O morid en el intento. Preferiblemente lo último. (más aplausos)

Pelos: Ay, yo de mayor quiero ser como tú. (Mefistofelina la mira mal) …usted …su excelencia. (ahora la mira bien)

Satanina: ¿Querí­as decir algo, Samanzzza? Pero sé breve, eh. (Samantha sale de detrás de las sillas, entre dos, tropezando con ambas y dándole a una bruja con el bolso en la cara, y va al centro del escenario)

Samantha: (a Satanina, volviéndose) ¿Ya puedo? (se queda mirando al público poniendo aire mongólico, hace una pausa) Hola (más pausa) Me llamo Angélica Bobón y me saqué el tí­tulo de bruja por correspondencia, de la rama de las mosquitas muertas. Pongo mucho empeño y dicen que lo hago cada dí­a mejor. Nuestra labor es soterrada pero el ejército de las mosquitas muertas es cada dí­a mejor considerado y nuestra labor más efectiva. (lo dice como quien recita algo de memoria. Las brujas la oyen como quien oye llover y comienzan a cotorrear entre ellas por lo bajo) Tengo mucha inventiva. Me gusta meterme en los ascensores llenos de gente y pongo cara de persona normal (pone cara de mongólica como antes) y entonces me tiro unos pedos horrorosos. Y luego me aparto de quien esté a mi lado, como si hubiera sido él. A que está bien. Hago ver a todos lo buena que soy, y piensan que tengo el corazón de un niño (pausa) y así­ es. Lo tengo. Concretamente lo tengo en la mesilla en un frasco con formol. Me encantan los niños (se le cae la baba). Yo fui la primera que sacó el beso rompetí­mpanos. Te acercas a un niño, dices qué rico y zas, le estampas un sonoro beso ¡mchuic! en toda la oreja, que le deja la trompa de eustaquio como un flan. ¿Quieres verlo, guapo? (A un niño del público, hace como que va, pero luego no) Qué rico lo crí­a, señora, angelito, ¿y cuántos kilos pes… digo cuántos añitos tiene? Qué rico… También tropiezo, bueno, eso lo estoy aprendiendo porque suspendí­ la asignatura, pero he mejorado ¿a que sí­? (todas dicen exageradamente que sí­ con la cabeza) Hoy he venido con el bolso, pero normalmente llevo el paraguas. (las brujas hacen gesto de dolerse, imaginando lo que podrí­a haber sido) En lo que saqué nota fue en insinuaciones. Me acerco a una vecina y le digo ¿señá Pancracia, ya sabe usted lo de Felipita la hija de la churrera? No puedo decirle nada, no, no me haga hablar… y me voy y la dejo con la palabra en la boca. Al dí­a siguiente Felipita está en boca de todo el vecindario, por veinte razones y ninguna buena. Cuando voy en autobús con mucha gente, aprovecho que haya un gitano o un emigrante a mi lado y grito ¡Ay! Y me voy corriendo a la otra punta del vehí­culo y lloro y tiemblo azogada. Si consigo que un dí­a echen a uno por la ventanilla me darán matrí­cula de honor. Cuando voy de visita hago el número del váter. No es gran, cosa, pero molestar, molesta, que es de lo que se trata. Voy de visita y digo “Ay, he de ir al cuarto de baño”. Y mientras todos están hablando animadamente, comienzan a oí­rse ruidos extraños, tripas retorciéndose, ventosidades, prrrfffsss, globs, plufs (hace ruidos como si pediera, tuviera diarreas cayendo a la taza y tal, muy escandaloso, poniendo cara de hacer fuerza y dando asco) Y luego salgo con carita de buena (nuevamente cara de mema) y cojo una pastita de la bandeja, aunque no se haya oí­do el ruido de lavarme las manos…

Luzbélica: Vaya mierda de akelarre, vaya mierda de akelarre.

Samantha: (Hipando) Por favor… También limpio las lagrimitas a los niños. ¡Cuando veo a uno llorando, enseguida saco mi pañuelo y se las limpio! (saca un pañuelo grande asquerosamente manchado de mocos) Cuando muere alguien del vecindario siempre voy allí­ a llorar. Se me da bien ¿me habéis visto llorar? (hacen gesto de impaciencia las demás) Y a su viuda o su viudo les digo eso de “Ay, qué pérdida, y qué buena persona era. Y tú qué buena eres por haberle perdonado aquello. Otras no lo hubieran aguantado, pero tú lo hiciste, qué buena, qué buena”… Y otra viuda mosqueada…

Satanina: >(aplaudiendo y cortándola) ¡Bien, bien, excelente, querida amiga!

Samantha: No, pero si yo aún…

Satanina: Sí­, sí­, ya sabemos tus muchos méritos, pero son tantos y tan prolijos que podrí­amos esta aquí­ hasta mañana enumerándolos.

Pelos: (Dando saltos) ¡Y ahora a votar (botando) vota, vota, vota!

Satanina: (parándola) Sí­, este es el momento de saber quién es la ganadora. (Dirigiéndose al público) Vosotros tenéis que elegir a la peor de todas las brujas.

Final A:

(Todas dirigiéndose al público, gritando, pidiendo su voto, diciendo que son las mejores, poniéndose delante de las demás… mientras va cayendo el telón)

Final B:

(Las brujas piden al público que vote, cada una con una parte distinta, una pide que levanten la mano izquierda, otra la derecha, otra que saquen un pañuelo, otra que levanten un zapato, otra las dos manos en alto, otra que se levanten, otra que la aplaudan a ella… también se puede hacer que el público aplauda o silbe a cada una por turno. Al final, a ojo, se elige a la bruja ganadora y se le entrega el Móscar. Que es un frasco de cristal lleno de moscas. Una lo saca de entre bambalinas y se lo van pasando todas diciendo “Moscas, moscas” y haciendo ruido con la boca de zumbido de moscas. La ganadora lo recibe, lo abre y echa las moscas al público. Las moscas son papelitos negros hechos pequeñas bolitas arrugadas, que asustan a los de las primeras filas. Y cae, más o menos, el telón)

Final C:

(Las brujas piden al público que vote, cada una con una parte distinta, una pide que levanten la mano izquierda, otra la derecha, otra que saquen un pañuelo, otra que levanten un zapato, otra las dos manos en alto, otra que se levanten, otra que la aplaudan a ella… también se puede hacer que el público aplauda o silbe a cada una por turno. Al final, todas dicen haber ganado y comienzan a tirarse de los pelos, a reñir, a perseguirse por el patio de butacas y montan un follón con los espectadores y los echan del teatro a escobazos por no saber votar. No ven caer el telón.)
Tomás Galindo ®

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