Categoría: Poemas

Viene el amor (sal corriendo)

Viene el amor
saldré corriendo
se ha fijado en mí
igual que un toro
viene el amor
y tengo miedo
tengo más miedo
que de estarme solo
viene el amor
que te golpea
te lanza te erosiona
yo ya conozco
las uñas de la fiera
el golpe de estupor
y la herida sangrienta
saldré
saldré como un cobarde
como huyen del lobo
las ovejas
viene el amor
escóndete en un hoyo
mejor que no te vea
que va ciego
y no sabe lo que se hace
que le toca a cualquiera
la lotería amarga
que te llena
de desazón el vientre
y de esperas
y de dudas y ansias
y tormentos de mil colores
como mil dolores
de muelas
de esa muela que en la noche
hiere lenta
de insomnios
y de rayos oculares
en íntima tormenta
así es amor
yo lo conozco
es una espada interna
es un horno encendido
en las vísceras
es toro que cornea
de dentro para afuera
y cuando más le huyo
antes
me encuentra.

Tomás Galindo ©

Nosotros (o sea, vosotros y yo)

Cuando digo nosotros no me digo.
Cuando digo nosotros no me encuentro,
cuando digo nosotros yo lo miro
y no me veo adentro.
Es nosotros tan amplio, tan grande,
tan diverso,
y yo tan único y pequeño.
Nosotros queremos la paz…
¿y la queremos?
Si nosotros quisiéramos la paz
como yo la quiero
habría una paz redonda, dulce, alimenticia,
como un pastel inmenso
y todos comeríamos un trozo
con su guinda chupándonos los dedos.
¡Qué rica está la paz! diríamos
nosotros, el mundo entero.
Pero la gramática es capciosa,
me mete en un nosotros de tintero
cuando yo soy de tiza en la pizarra
blanco sobre negro.
Yo soy, lo reconozco, me avergüenzo
un poquito egoísta,
como cada quisque, me temo,
pero de andar por casa,
un egoísmo tengo de que gane mi equipo,
de llegar el primero,
de que me toque el muslito,
o que me den el premio,
no un egoísmo gordo
de los de rabo y cuernos
no un egoísmo feo de ahora voy y te mato
porque soy blanco y tú negro
(así escrito aún se ve más estúpido)
o esos aún más tontos de
mi dios es más guapo y tiene mejor cielo.
Y si nosotros somos la suma de esos
egoísmos de pulga y paquidermo…
pero ¿pueden sumarse los egoísmos?
¿no se repelen? pienso
que sólo suma lo que puede estar junto
y nosotros (mira, ahora sí)
no nos entendemos.
Qué resta de egoísmos
que deja abajo ceros.
Un mundo en que queremos la liberté,
egalité, fraternité
un gran coro de ceros
a la izquierda
de una suma de egoísmos, qué esperpento,
qué lenguaje tan incorrecto.
Cuando oigo nosotros siempre entiendo
humanos al unísono,
con los mismos pretextos
cantados desde siempre,
desde siempre incompletos.
Nosotros… y una música
de abejas polinizando y de hierba creciendo.
Nosotros dando cuerda al mundo,
curando los hachazos,
lavando el Mediterráneo.
Nosotros plantando trigo
por si viene el invierno.
Nosotros pensando en nuestros nietos,
que son esos nosotros
a los que llamamos ellos,
igual que si la sangre
no fuera un río lento
por el que va la barca
del hombre.
Eso oigo, eso leo,
para quedarme luego
colgado de algún clavo
(naturalmente, ardiendo)
de un nosotros disperso
que no va a ningún lado
y apunta a todos ellos,
arriba, abajo, atrás, al centro,
nosotros en los autos de choque
con música de estruendo.
¿En qué o de nosotros
está mi o de yo?
Qué misterio.
Cuando digo nosotros
vamos juntos los gordos y los flacos,
los altos y los bajos,
los rubios y morenos,
todos de la manita sonrientes y guapos.
Pero luego me veo
me miro en el espejo
y yo… es que no soy de aquellos
no soy mucho ni poco,
soy mediano,
castaño… con poco pelo,
y sonrío lo justo y con criterio
no por ir de la mano con otros tropecientos
entonando algún himno
que nos cosa los egos,
los egos miserables de comerse las uñas,
los egos por cuatro perras,
los egos de un centímetro,
en un ego rotundo, general, inmenso,
un ego con bandera,
con banda de tambores,
un ego de hormiguero,
un ego con bombillas de colores
que escriben el letrero
de un enorme NOSOTROS,
¡Hazte nuestro
y así serás algo!
Cuando digo nosotros yo nunca me veo,
nosotros desfilando,
nosotros aplaudiendo,
nosotros pronunciando un discurso
en la tele pidiendo
el cese de las hostilidades
donde sea
o diciendo
aquello tan bonito de estamos trabajando
en ello,
un ello que suene digno, importante,
entrañable y políticamente correcto.
Nosotros en Europa,
nosotros contribuyendo,
en los cascos azules,
en la UNICEF, en los Juegos
Olímpicos que toquen,
nosotros en la ONU, en la UEFA,
o nosotros subiendo
a la luna
a dar palos de ciego
por el universo.
¡Nosotros, nosotros, nosotros!
¡Un nosotros como un templo!
Ven y reza con nosotros.
¡Sálvate! Da tu óbolo.
Paga tus impuestos.
Compra. Ahorra. Asegúrate
un futuro. Vota.
Ve televisión. Ve al gimnasio.
Ve al colegio.
Ve lo que te espera.
Ve por el camino recto.
Ve. Be. Beee.
Bebe Coca~Cola.
Ve al cementerio.

Cuando digo nosotros
en realidad sois vosotros,
y yo, como dice el refrán,
me cago adentro,
y me salgo deprisa, y corro,
y me vuelvo
y os saco la lengua y me río
y me carcajeo,
que os he visto el plumero,
que os he visto untando un vosotros
con nata y chocolate para meterme dentro
y que mi yo se quede
chiquito,
inútil,
muerto.
Pero yo, os jodéis,
yo soy yo,
y no quiero.
Y metéis el nosotros a un armario ropero
el nosotros que tiene ratoneras,
agujeros negros,
jueces y calabozos,
el nosotros atrapamoscas,
el nosotros de intestino ciego,
que yo
ahí
con vosotros
no entro.
Tomás Galindo ©

INQUISITORIA AL AVE QUE SOBREVUELA LAS HUMANAS INTERROGANTES

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Dime tú, pájaro bello
¿cómo fabrica el destello
la nube que mansa llueve
y de repente se atreve
a desatarse el cabello,
en ese milagro breve
del rayo que el azul prende
y el ánima nos suspende?

Di con tu pico de miel
¿de dónde sale el pincel
que el arco iris regala?
¿cómo se cuelga en la sala
del horizonte el dosel
y por qué divina escala
alzó el pintor los colores
que entintarán a las flores?

Ave de límpido trino
¿sabes tú si el cristalino
cántico de la campana
limpia el aire en la mañana,
con qué soplo nacarino,
de qué garganta diáfana
saben tañer las auroras
risas esclarecedoras?

Cuando en la pluma te subes
al domicilio de nubes
donde nos ves tan pequeños
¿ves ascender nuestros sueños
en brazos de los querubes
y cómo juegan risueños
a atrapar cada ilusión
en su pompa de jabón?

Pajarillo volandero,
tú que siempre ves primero
lo que pasa en este mundo
¿qué es ese nauseabundo
efluvio de basurero
que asciende de lo profundo?
¿No está tu generación
en peligro de extinción?

¿No pasarás el testigo
a quién sabe qué enemigo
de lo bello y de lo humano?
¿Acaso has piado en vano
que ahora como castigo
verás disfrutar malsano
a una rata de cloaca
de vida paradisiaca?

¿A quién le pregunto ahora
si a la hermosa ave canora
la ha matado el CO2?
¡Por eso, me cago en dios,
maldita sea la hora
en que no vemos el SOS
que esta tierra maltratada
nos grita desesperada!

Tomás Galindo ©