Cuando yo era muy pequeño, pero muy pequeño mi abuelo me contaba cuentos que no eran cuentos, sino historias de viejos, de un pueblo lejano donde tenía una mula y ovejas, que a mí me parecían animales fantásticos, mucho más que el perrito de la vecina de arriba o las palomas que venían a comer las migas que les echábamos en el parque. El abuelo sabía matar al mosquito que quería picarme y me ponía mercromina en las rodillas cuando me caía, y soplaba y no me escocía. Por la noche me llevaba de la mano a la cama, me daba el vaso de leche y me arropaba. Una vez me vio metiendo el dedo en el azucarero y chupándomelo y se echó a reír. Entonces cogió una cuchara, la llenó de azúcar y me dijo -«Verás lo que voy a hacer», y abrió la ventana y ¡zas! lanzó al aire el azúcar y me dijo: -«¡Mira, mira!» Y yo miré al cielo y allí estaban todos los granitos de azúcar brillando en la noche arriba arriba. Abrí tanto la boca que se me cayó el chupete.
7 comments for “Historias tontas V – Azúcar”