Odio ir al dentista. No, no es porque me hurguen los piños con un jierro, no (aunque también) es, mayormente, porque es una tía que se lía a charlar y charlar, y claro, uno con la boca llena dedos no…
Odio ir al dentista. No, no es porque me hurguen los piños con un jierro, no (aunque también) es, mayormente, porque es una tía que se lía a charlar y charlar, y claro, uno con la boca llena dedos no…