Este año no podía dejarlo correr una vez más. Debía hacerlo. Por la mañana, con el almanaque y el reloj en la mano, firme, sereno, salí dispuesto a no dejarme despistar como otros años. Me abrigué bien, hacía fresco y…
Este año no podía dejarlo correr una vez más. Debía hacerlo. Por la mañana, con el almanaque y el reloj en la mano, firme, sereno, salí dispuesto a no dejarme despistar como otros años. Me abrigué bien, hacía fresco y…