Categoría: Audiciones

un rastro de humo

un rastro de humo una huella en el viento
un sonido en la cal de las paredes
un color que no es de cielo ni de tierra
unas hojas sin viento que se agitan
un mal presagio
rezos y murmuraciones
son ví­speras de ví­speras son ojos cerrados
son timbales de sangre que retumba
sorda interior tensa la piel
una onda que transmite su hormigueo
de la yema de un dedo a la yema de un dedo
y las sienes tiemblan y los ojos laten
los ojos cerrados y febriles
los ojos ardientes poblados de visiones
son ví­speras de ví­speras ya se siente
el sabor del metal en la lengua
ya lo auspicia el vuelo de los pájaros perdidos
los corderos que balan sin cesar los corderos
que nunca van a ningún sitio si no es a morir
que nunca caminan sino hacia su muerte
un rastro de humo como un borrón perenne
que cambia y que gira que crece y que crece
un sonido a rajado y violento de pardas paredes
con grietas que dibujan continentes
continentes desconchados que caen al polvo
un color que no es de cielo ni de tierra
en el cielo y en la tierra único y monótono
que enceniza las frentes
ya se fragua el desierto cristalino en espejo de sal
tiene más témpanos el alma que el océano
un mal presagio
son ví­speras de ví­speras
los delfines preguntan por ti
¿qué vas a hacer?
Tomás Galindo©

La batalla de los ciegos

Esta verí­dica y tremebunda historia, muestra de nuestras más ancestrales costumbres cazurras y espanto de afiliados a la ONCE, me la contó don Manuel Serrano Garcí­a, a la sazón suegro mí­o, guardia municipal de la I.C. de Zaragoza con grado…

convidado a las sobras

convidado a las sobras de los dueños del mundo
presencio los hartazgos las pompas los festines
sus bocas de caimanes sus ciegas dentelladas
les miro las púas los picos y escamas
las dobles papadas las tetas postizas
el as en la manga la sombra del tipo
que acerca sus sillas y enciende sus puros
el sabor a hierro de la hemoglobina
el olor a incienso chanel y napalm
el brillo en sus ojos como en sus diamantes
o en las gafas negras de los guardaespaldas
escucho sus lenguas con filo de naipe
el siseo sordo de sus componendas
los discursos huecos de sus portavoces
los tengo tan cerca que hasta me salpican
con los hisopazos de su agua bendita
con la salivilla de llamar al orden
sentado en el fondo de sus auditorios
y zarandeado oigo que corean
consignas de patrias derechos banderas
el libre albedrí­o el propio derecho
que ondean mayúsculas desde sus diarios
desde la letra chica de los contratos
desde las tribunas los púlpitos las televisiones
donde el libre comercio lo tuyo lo mí­o
la llave en la puerta la alarma los guardias
fueran las enseñas de la libertad
qué hueca en sus bocas que fea qué sucia
qué llena de de polvo de sangre de mierda
estos torcedores de las voluntades
conservadores de la prebenda
liberales con lo ajeno que ya es casi nada
demócratas de a tanto el voto
polí­ticos de yo te haré alguien y fí­rmame aquí­ con sangre
sonrisas televisivas dientes con estrellita
asesor de imagen que se gana el sueldo y el chalé
chófer con gorra y visera ah visera visera
qué serí­a de ellos sin viseras sin cascos
sin todo tipo de gorras uniformes
sin todo tipo de gentes uniformes
¿tú no ves el coto de caza que es todo para ellos
las lentas jirafas de las pasarelas
las presentadoras de telediarios
los viejos roqueros que se van muriendo
los culos en pompa de la aristocracia
las togas con naftalina
los documentales de asi era cuando
pasó la manada que arrasa la selva?
yo veo de lejos a los elegidos
tienen convocados debajo su mesa
jubilados mileuristas clases medias
veraneantes de fiestas de pueblo
que miran arriba para ver si caen
apenas migajas porque no perdonan
ni gota de sangre de lo que rapiñan
veí­a todo eso como tú seguramente
convidado a las sobras
y me fui tan deprisa
que mi sombra aún me está buscando
Tomás Galindo ©

Tango

Versión argentina de Gorrión de Buenos Aires

El tango es voz que amuebla las deshabitaciones del alma.
El tango no se baila, se pasea.
El tango no se canta, se explica.
El tango no se escucha, te embebe.
El tango es tango aunque sea otra cosa, pericón, milonga, vals, es tango cualquier canción que tenga cara de tango,
carácter de tango.
El tango es el último refugio de la poesí­a,
es el cobijo musical del poeta.
El tango está mal visto en sociedad
es son barriobajero, nacido en el burdel y abandonado,
huérfano y sin cristianar, mestizo, inmigrante, miserable.
El tango era pecado hasta hace cuatro dí­as
niña, no bailes tango ni te toques.
El primer instrumento del tango fue la sirena
que sonaba lejana y en la bruma
con chapoteo de lanchas y arrastre de baúles,
con pies cansados y guitarras con no todas las cuerdas
y gargantas con no toda la voz.
Los cobardes temen al tango
porque les quita lo poco que tienen.
El tango es para los valientes
que prefieren el dolor al vací­o y el recuerdo triste al olvido misericordioso.
El tango es lucidez desde la curda,
es la verdad del borracho,
la sinceridad que siempre tuvo tan mal acogida.
El tango son ventanas con mujeres mirando afuera.
El tango son puertas con hombres que no se atreven a llamar.
El tango llega hasta el gotán
y allí­ se hace más tango,
con su propio idioma,
con su propia gente
con su público fumando y sorbiendo mate
con sus otarios derrochando champán
y sus minas reidoras exhibiéndose voraces,
con sus cafiches contando pesos en la trastienda,
con sus guapos apostados en las esquinas rosadas,
con sus garúas agrisando el paisaje
y poniendo humedad en los ojos.
El tango es un barrio de la música donde se emborrachan los poetas,
donde van los músicos de putas
y se juegan al naipe la vida los cantores.
Uno es bailarí­n, una es bailarina de tango y no tiene remedio,
cuando a uno se le cruzan los cables hay psiquiatras, amigos, confesores
pero cuando se le cruzan los pies
sólo tango,
sólo alguien a quien agarrarse para seguir el camino del tango en salones atestados
en salitas a media luz los dos
en placitas y conventillos
en patios a la luz de la luna
y empedrados a la luz de un farolito,
ese camino del tango que nunca va a ninguna parte
sino que vuelve de todas.
Los bailarines de tango dan mucha pena
están tan solos…
se les ve pasear la mirada vací­a más allá de sillas y rincones
en otra dimensión del tiempo
porque el tango
ah, el tango,
nunca se escucha por primera vez
siempre lo habí­as oí­do antes, en un tiempo mejor
en un mundo mejor
con alguien mejor,
porque el tango te trae los buenos momentos como si los estuvieras viviendo
y los malos como si aún se te estuvieran clavando.
Porque en el tango
cualquier tiempo pasado fue otra cosa.
El tango es argentino y uruguayo
y criollo y tano y gallego y francés
pero sobre todo
el tango es argentino,
y esa serí­a buena definición
si supiéramos qué es ser argentino.
El tango lo canta un tipo ronco,
lo baila una coja,
lo toca toca un manco
y lo piensa un loco.
El tango no es bonito sino emocionante.
El tango es alcohol en las heridas, te duele y te mejora.
En realidad
el tango sólo tiene un mérito:
que sirve.

Tomás Galindo©
A Miriam Beatriz Ferrari Stella, con el cariño de siempre.

Sonando en la versión española:
Aguafuertes porteñas – Lito Nebbia
El choclo – Tita Merello
La puñalada – Francisco Canaro
Milonga sentimental – Carlos Gardel
Esta noche me emborracho – Edmundo Rivero
Nunca tuvo novio – Beatriz Suárez Paz
Niebla del riachuelo – Miguel Montero
Cosas olvidadas – Héctor Maure
La última curda – Carlos Montero
Sexto piso – Graciela Susana
Los cosos de al lao – Adriana Varela
Lunes – Gigí­ de Ángelis
Así­ se baila el tango – Adriana Varela
Cuartito azul – Mario Ponce de León
A media luz – Willian Schemmel
Esta noche me emborracho – Carlos Gardel
Fuimos – El Polaco Goyeneche
Sur -Edmundo Rivero y Aní­bal Troilo
Naranjo en flor – El Polaco Goyeneche
El Cotorra ya no juega – Manuel Picón

Sonando en la versión argentina:
Divina – Orquesta Municipal de Mar del Plata
Qué me van a hablar de amor – Julio Sosa
La pulpera de Santa Lucí­a – Juan Darthés, Juanjo Domí­nguez
Sin piel – Eladia Blázquez
El Cotorra ya no juega – Manuel Picón
Nunca tuvo novio – Beatriz Suárez Paz
Mañana zarpa un barco – Héctor Maure
Volver – Carlos Gardel
La última curda – Carlos Montero
Y somos la gente – Eladia Blázquez
Margot – Edmundo Rivero
Este cuore – Daniel Melingo
Baldosa floja – Argentino Ledesma
Remembranzas – Marí­a Graña
Si soy así­ – Carlos Tejeda
Con el tango en el alma – Tita Merello